El
pulso del cine mexicano continúa siendo discordante. Mientras la creatividad en
las propuestas se sigue ampliando, el mercado permanece contraído por la
inequidad en la difusión, distribución y exhibición de las cintas realizadas en
el país. Por ello cada que una película con calidad consigue entrar en las
salas comerciales, es menester participar en su difusión, y en el caso de Güeros, el asunto se vuelve imperativo.
Güeros
es una película imperfecta. Como muchas ópera
prima, la de Alonso Ruizpalacios tiene una multitud de virtudes con varios peros que sin embargo la vuelven más
humana. Es un filme vivo, latente.
Tomás
es un adolescente problemático, enviado por su agobiada madre a pasar una
temporada en la Ciudad de México con su hermano Federico, mejor conocido como
“Sombra”, quien vive en el departamento de un multifamiliar con su amigo Santos;
ambos se encuentran en un estado límbico por una huelga en la UNAM -en la cual
estudian-, no participan en ella, no son esquiroles, nada; simplemente dejan
hacer y pasar sin mayor esfuerzo, no hay nada trascendente en su vida. Tomás
sin embargo descubre que Epigmenio Cruz, héroe anónimo del rock mexicano y el
vínculo sostenido junto con su hermano en torno la figura paterna, se encuentra
al borde de la muerte. A partir de este suceso, la acción deriva en una suerte
de road movie por los infinitos
vericuetos de la Ciudad de México, ese cálido Leviatán sobre el cual nace y
gira la vida del país. Y es precisamente la figura de Epigmenio (Que un día
hizo llorar a Bob Dylan) tal vez el acierto más grande; es el fin último de la
búsqueda del tesoro, pero los espectadores no sabemos nada más allá de su
nombre y datos dispersos que se van acumulando hasta llegar al clímax en el
encuentro, resuelto de una manera digna de ser aplaudida.
La
anécdota mínima es aprovechada por el director para establecer un discurso
amplio sobre temas diversos: la juventud, la acción política, la producción
cinematográfica, la literatura, la ciudad como campo inagotable. Son
precisamente sus cualidades polisémicas las que enriquecen la trama y hacen menores
las fallas; si sigue por ese camino, Ruizpalacios está llamado a ser un
cineasta protagónico dentro de su generación, su capacidad de síntesis así lo
demuestra, esperemos que esta permanezca.
La
película abreva de la propia historia del cine mexicano, podemos encontrar
huellas del viaje iniciático y amoroso
por el DF de Los Caifanes (Juan
Ibáñez, 1966); la introspección de los filmes de Ignacio Ortiz; el onirismo de El sueño del caimán (Beto Gómez, 2001);
el sentido del tiempo de Fernando Eimbcke y muchos otros ejemplos nacionales, a
los cuales me remito porque Güeros es
una cinta, franca, abierta y certeramente mexicana.
Por
el otro lado, pierde en credibilidad por tropezones como huecos en las
personalidades de los personajes o el rompimiento de la cuarta pared en la
secuencia en que aparece “el Oso”, famoso activista de la huelga de la UNAM de
1999, o la exagerada –aunque divertida- autocrítica del cine mexicano, detalles
que el director debe pulir para su próximos proyectos, y conservar las cosas
memorables como la fotografía de Damián García, que en sí misma construye un
soporte narrativo original, influido por la nouvelle
vague, rico en propuesta, o la participación musical de Tomás Barreiro,
quien consigue con su música y arreglos a Agustín Lara uno de los soundtracks
más memorables de nuestro cine en los
años recientes.
Como
road movie funciona en varios sentidos; en el tráiler oficial reproducen un
comentario que en este sentido dice haber más valía en el trayecto que en el
destino, puede ser, pero también a la inversa, las lecturas posibles son
múltiples y por ello está situada en un tiempo no delimitado, puede ser ahora,
haber ocurrido antes, suceder posteriormente a nuestro tiempo, que este, al fin
y al cabo, transcurrirá pese a nosotros mismos, en la urbe o en la zona
conurbada, en los cuatro puntos cardinales.
Durante su participación en festivales internacionales en 2014, Güeros ha cosechado un palmarés impresionante: Mejor Ópera Prima en la Berlinale, triunfos en Jerusalén, Palm Springs, San Sebastián, Tribeca, Afi Fest, Los cabos y Morelia. El 20 de marzo inicia su recorrido en la cartelera comercial, hay que ir a verla, es una grata experiencia, aprovechemos el buen cine mexicano.
Güeros
(México, 2014)
Dirección:
Alonso Ruizpalacios
Producción:
Coria Corial, José Felipe
Fotografía:
Damián García
Edición:
Yibran Assaud, Ana García
Música:
Tomás Barreiro
Diseño
de producción: Sandria Cabriada
Intérpretes:
Tenoch Huerta, Sebastián Aguirre, Ilse Salas, Leonardo Ortizgris, Alfonso
Charpener
No hay comentarios:
Publicar un comentario