lunes, 29 de septiembre de 2008

El audaz


A finales de los años 80 mi padre, destacado jugador de billar que me estaba enseñando los secretos de este deporte, tuvo la feliz idea de que podía complementar sus clases con mi incipiente amor por el cine a través de una película memorable que desde entonces es mi favorita de entre las que hizo Paul Newman: El Audaz.

En 1958 la fama llegó para el joven egresado del Actor’s Studio Paul Newman, con películas que mostraban de lo que era capaz: Un largo y caluroso verano, de Martin Ritt; El zurdo, de Arthur Penn y sobre todo Una gata en el tejado caliente, de Richard Brooks. El cine acababa de descubrir un talento que ahora sabemos es irrepetible.
Ya para 1961 era muy solicitado en Hollywood, de manera que en primera instancia declinó interpretar al jugador de pool Fast Eddie Felsen en el proyecto de El audaz (The Hustler), que sería dirigido por Robert Rossen, pues estaba a punto de iniciar el rodaje de otra cinta al lado de Elizabeth Taylor; sin embargo la diva tuvo que posponer éste para la filmación de Cleopatra y Newman pudo tomar el rol ya que afortunadamente Jack Lemmon no lo había aceptado. Así, el histrión pudo entregarnos una de las actuaciones más memorables de la historia.
Eddie el rápido no es héroe de manera alguna, su modus vivendi radica en ir haciendo apuestas en salones de billar de ciudad en ciudad con su socio y figura paterna, a quien sin embargo no le importa abandonar sin despedirse tras ser derrotado por un legendario jugador llamado Minnesota Fats. En el momento en que sin darse cuenta se abre de corazón ante su amante Sarah la única respuesta que se le ocurre cuando ella le dice “Te amo” es “¿Tengo que decir las palabras?” e incluso hacia el final, cuando la tragedia ha terminado de posarse en su descuadrada vida la vacuidad parece ser su propia elección de vida.
La película en sí es un logro de Rossen, pero destaca por la magnificencia de las actuaciones, en efecto es una de las mejores actuaciones de Newman, pero también lo es de George C. Scott como el vividor Bert Gordon; de Piper Laurie como la frágil y solitaria Sarah Packard; de Jackie Gleason como el imponente Minnesota Fats y de Myron McCormick como el decadente socio de Eddie, Charlie Burns. Sobre el soporte de estos talentos Newman entrega lo mejor de sí utilizando sus mejores recursos, una personalidad magnética que podía robarse la escena con un sólo movimiento y una pasmosa facilidad interpretativa.
Lee Strasberg dijo del actor que hubiese podido ser tan bueno como Marlon Brando si no fuera tan bien parecido, ya que en varias de sus películas dejaba descansar su talento innato supliéndolo con sus atributos físicos. En El audaz por fortuna no sucede así y por ello ha trascendido como un clásico frecuentemente citada en las listas de las mejores cintas de deportes, las mejores del cine norteamericano y naturalmente en las de mejores interpretaciones. Con esta fue nominado por segunda vez al Oscar como mejor actor, reconocimiento que le fue negado en muchas ocasiones y que finalmente obtuvo por partida doble en años consecutivos, en 1986 con ese premio de consolación con que la Academia estadounidense busca tapar sus omisiones llamado Oscar honorario y en 1987 por mérito propio -y curiosamente interpretando de nuevo a Fast Eddie Felsen- en El color del dinero, una de las películas más flojas de Martin Scorsese.
Paul Newman será recordado como una de las grandes leyendas, justo reconocimiento para un hombre que nos entregó varios de los momentos inmortales de la historia del cine.

La película se consigue fácilmente, pues hace poco fue editada en la colección Studio Classics de la Twentieth Century Fox y en eMule se encuentra bajo su título original sin subtítulos o doblada al español con el nombre que se le dio en España, El buscavidas.

Les dejo una escena del primer encuentro entre Eddie y Minnesota Fats.



El Audaz. (The Hustler) USA, 1961
Dir. Robert Rossen
Guión: Robert Rossen & Sidney Carroll, sobre la novella de Walter Trevis
Fotografía: Eugen Shufftän
Edición: Dede Allen
Música: Kenyon Hopkins
Con: Paul Newman, Jackie Gleason, George C. Scott, Piper Laurie, Myron McCormick, Murray Hamilton, Vincent Gardenia, Michael Constantine

martes, 16 de septiembre de 2008

Gabardinas, detectives y mujeres en apuros

Siguiendo con la serie de ciclos de cine clásico, el Cine Teatro Alameda de San Luis Potosí presenta del 22 al 28 de septiembre el dedicado al Noir, género creado en los Estados Unidos que aborda por lo general un hecho delictivo, un detective antihéroe y una hermosa mujer en apuros que o es una blanca paloma o una pantera feroz. Se trata de un cine muy estilizado, donde el uso de las luces se convierte en parte del propio lenguaje de la cinta y el nivel de involucramiento del público con los personajes se eleva hasta sentirnos parte activa en la trama. estas son las películas que se proyectarán:

El halcón maltés (The maltese falcon) John Houston, 1941
El material del que están hechos los sueños. Basada en la novela del mismo nombre publicada por Dashiell Hammet, esta adaptación a pesar de ser ya la tercera que se realizaba para la pantalla grande, es calificada como la iniciadora del cine negro. Humprey Bogart está insuperable en su papel de Sam Spade, taciturno y cínico detective que se ve enredado por la aparentemente inocente señora O'Shaugnessy -interpretado magistralmente por Mary Astor- en una persecución a nivel internacional de la legendaria estatuilla de El halcón maltés. Entre los villanos destaca la siempre grata presencia de Peter Lorre.


El tercer hombre (The third man) Carol Reed, 1949
Originalmente se le planteó a ese tipejo que sin embargo era buen escritor llamado Graham Greene que realizara un guión sobre el ambiente en la Viena posterior a la primera guerra mundial, sin embargo este se negó a hacerlo alegando que primero tendría que escribir una novela para lego transformarla en guión, finalmente se hizo de esta manera y hasta él tuvo que reconocer que el guión cinematografico resultó superior a la novela. De cualquier manera, Sir Carol Reed se encargó de que el resultado final fuese de una magnitud impresionante, estamos ante una película en la que cada elemento es grandioso, no por nada ha sido calificada como una de las mejores de la cinematografía británica.


El ocaso de una estrella (Sunset Blvd.) Billy Wilder, 1950
Una de las escenas finales más impactantes de la historia del cine en general se la debemos a la enorme Gloria Swanson en una de las obras cumbres de Billy Wilder, una extraña historia de pasión y crímen que a la vez es una mirada cruel y corrosiva sobre el viejo sistema de estudios norteamericano y las estrellas del cine mudo, el propio Erich Von Stroheim, uno de los legendarios directores de esa primera etapa, interpreta al apocado mayordomo de la ex estrella Norma Desmond, del cual nos enteramos más adelante que en realidad es el ex primer esposo de la Desmond y el hombre que la llevó a la fama. Imprescindible.


Casta de malditos (The killing) Stanley Kubrick, 1956
La sexta película de Stanley Kubrick se convirtió en la primera de una impresionante serie de obras maestras que lo colocaron para gusto de muchos (mío incluído) como el mejor director de todos los tiempos. Basado en la novela Clean Break, de Lionel White, Kubrick deconstruye la secuencia lineal de la narración para contarnos la historia de un asalto que debió resultar perfecto. Innovador en todo momento, el fallecido maestro ofrece una cátedra de cine negro.


Sed de mal (A touch of evil) Orson Welles, 1958
A los críticos que les encanta declarar inicios y finales de épocas les dio por marcar con la aparición de esta joya el término del ciclo del cine negro. Como muchas de las grandes del género (baste ver las cintas arriba mencionadas), esta se basó en una novela, ahora de Whit Masterson, que Welles convirtió en un auténtico tour de force (al menos como la conocemos ahora, ya que al inicio el estudio la reedito y cuentan que era un bodrio sin pies ni cabeza) que contó con las actuaciones de Charlton Heston, Janet Leigh, el propio Welles e incluso la diva alemana Marlene Dietrich.


El Samurai (Le Samourai) Jean Pierre Melville, 1967
También en París hace aire, cómo no, Y Jean Pierre Melville estuvo ahí para demostrarlo. Todo un hombre de culto, el director supo hacer grandes historias de manera personal y al mismo tiempo empatar con el agrado del público, en esta ocasión nos presenta a un silencioso asesino interpretado por Alain Delon cuyo código de honor se ha vuelto en contra y ahora sus jefes le persiguen para matarlo. Tan buena que ha dado pie a muchas películas de acción Hongkonesas... que luego sirvieron para ser imitadas por filmes gringos.





Barrio chino (Chinatown) Roman Polanski, 1974


miércoles, 3 de septiembre de 2008

Adiós a Las Vegas



Terri: Quizá no deberías beber tanto.
Ben: Quizá no debería respirar tanto, Terri.

Ben Sanderson ha tomado una decisión: irá a Las Vegas y beberá hasta que la muerte se lo permita. Y eso hará a pesar de que en su camino se cruce un ángel turbio encarnado en la hermosa prostituta Sera. No hay descenso al infierno en la historia de este guionista autodestructivo, él es su propio infierno y no hay pena ni mancha en ello, simplemente ha tomado una decisión y con los restos de cabalidad que el alcohol le deja, va a cumplirlo.
Ben transita feliz por los pasillos de un supermercado llenando de botellas un carrito. Ben es el alma de la fiesta, bebiendo y convirtiéndose en un tipo por demás simpático. Ben tomándose una cerveza bajo el agua. Sera a su lado, amándolo, aceptando la decisión de Ben, glorificando su inmaculada embriaguez.
Del otro lado: Ben en intentos patéticos por llevarse a mujeres a la cama. Sera transitando melancólica la noche de la ciudad que nunca duerme. Ben solitario bajo los insoportables neones de los casinos. Sera agredida por su padrote. Ben despertando en medio de la noche para tomarse desesperado una botella de vodka. Sera abusada por un grupo de universitarios estúpidos. Ben al borde de la muerte.
Ben en un feliz sendero de autodestrucción.



Adiós a Las Vegas (Leaving las Vegas)
Dir.
Mike Figgis. USA, 1995
Guión: Mike Figgis, sobre la novela homónima de John O’Brien
Música: Mike Figgis
Fotografía: Declan Quinn
Edición: John Smith
Con: Nicolas Cage (Ben Sanderson); Elizabeth Shue (Sera); Julian Sands (Yuri); Richard Lewis (Peter); Valeria Golino (Terri)

El hermoso tema principal de la película, Angel eyes, interpretado por Sting y parte de su letra:


Have you ever had the feeling That the world's gone and left you behind? Have you ever had the feeling That you're that close to losing your mind?

You look around each corner Hoping that she's there You try to play it cool perhaps Pretend that you don't care But it doesn't do a bit of good You got to seek till you find Are you never unwind.