martes, 19 de febrero de 2008

Tle Go Master



Pues el trabajo y demás ocupaciones me han dejado poco tiempo libre, pero no qusiera dejar de recomendar esta cinta de Tian Zhuangzhuang, a mi gusto la mejor de las programadas para la 49a edición de La Muestra Internacional de Cine de la Cineteca.

Reproduzo a continuación el artículo que a propósito de la película escribió Carlos Bonfil para La Jornada


Go es el nombre de un juego de mesa que se perfecciona en Japón desde 1880, recuperando una tradición milenaria del sudeste asiático, en particular de China, donde se le conoce como weiki, una estrategia de asedio en el que se disponen sobre un tablero pequeñas piezas ovaladas, blancas y negras, con el propósito de ganar terreno al adversario, rodeando sus piezas para limitar sus jugadas. Un juego de concentración que involucra a dos personas y que es el equivalente oriental del ajedrez. The go master (El maestro del go), la cinta más reciente del realizador chino Tian Zhuangzhuang (El papalote azul, La primavera de una infidelidad), relata la vida de Wu Quinyuan, maestro indiscutible de este juego, quien aparece nonagenario en el prólogo de la película, para ser luego encarnado como jugador joven por el estupendo actor chino Chang Chen (Happy together, de Wong Kar Wai).
A los cinco años Quinyuan se revela en China como un niño prodigio capaz de entender y dominar las técnicas elementales del juego. Un año después, en 1920, su familia lo lleva a Japón, donde pasará largas décadas de su existencia perfeccionando su arte de jugador, aun cuando un accidente en 1945 compromete seriamente su destreza. Aunado a este percance el filme refiere las penurias de Wu, su larga enfermedad (tuberculosis crónica), sus discrepancias con jugadores ortodoxos que no aceptan modificación alguna a las reglas ancestrales, y sobre todo su conflicto de tener como patria adoptiva a la nación expansionista nipona que a finales de los años 30 ocupa militarmente la región norte de su país natal.
The go master es a la vez el retrato del jugador magistral y también una crónica de la turbulencia política entre Japón y China, misma que se prolonga hasta los años de la Segunda Guerra Mundial. El director elige, sin embargo, concentrar su exploración en la personalidad de un hombre empeñado en dominar al máximo el arte del juego, como si al hacer este énfasis en la perseverancia y el compromiso artísticos aludiera a los años de silencio (casi una década) que siguieron a la prohibición por las autoridades chinas de su propia cinta, El papalote azul.
La manera en que el realizador elige ahora un estilo casi minimalista y un tema no para todos atractivo muestra que los años de aparente inactividad no menguaron en nada su creatividad ni su audacia expresiva. The go master es una película contemplativa que de ningún modo intenta iniciar a los espectadores en la afición por el juego de go, sino, de manera más interesante, tomar este juego como pretexto para describir el itinerario sicológico y moral de Wu, el jugador artista, y sus estratagemas para colocarse por encima de contingencias políticas y adversidades que podrían haber destrozado una existencia más frágil que la suya. Una escena elocuente muestra a los jugadores de go sacudidos por las reverberaciones de la explosión atómica en Hiroshima. El maestro que vigila la disciplina en las jugadas permanece imperturbable, ajeno casi al desastre circundante. La escena, tal vez excesiva, es posiblemente la que mejor ilustra el rigor de la dedicación artística. Éste es el asunto central en la nueva cinta de Tian Zhuangzhuang, y también su apuesta más arriesgada.
Carlos Bonfil




The Go Master
Dir. Tian Zhuangzhuang, Japón-China, 2006
Guión: Ah Cheng.
Fotografía: Wang Yu.M: Zhao Lin.E: Yang Hongyu.
Con: Chang Chen (Wu Qingyuan), Sylvia Chang (mamá de Shu Wen Wu), Itou Ayumi (Kazuko Nakara), Ayumi Ito (Ankara Kazuko), Akira Emoto (Kensaku Segoe), Nishina Takishi (Minoru Kitani), Xin Baiqing (Wu Yan).

miércoles, 6 de febrero de 2008

...Era de Nogal el Santo


Cuando se habla de la filmografía de Santo, el Enmascarado de Plata, es casi obligatorio mencionar un puñado de títulos que son considerados como los clásicos, mientras que el resto de las cintas del legendario luchador mexicano es relegado a funciones furtivas en la televisión, con lo que la apreciación del público en torno a la figura se ve muy limitada. Dos de estos títulos medio olvidados son los que hoy nos ocupan: Santo contra Capulina y El Hacha Diabólica.



La constante presencia de Carlos Suárez como “secretario” del enmascarado conformaba la parte cómica de sus aventuras, pese a su fisonomía y pasado como luchador, Suárez cumplía el papel del patiño temeroso, glotón y torpe que buscaba motivar la risa del respetable. A fines de los años sesenta, cuando se comenzó a estilar el incluir otra figura del cine o la televisión como refuerzo para asegurar la taquilla en las películas de luchadores, Santo recibió la oferta de trabajar con uno de los cómicos más exitosos de México, Gaspar Henaine, Capulina, cuyo humor se basaba en parecer infinitamente tonto pero noble, el resultado final fue una psicotronía delirante llamada Santo contra Capulina.
La película, dirigida por René Cardona padre con guión de Alfredo Zacarías, es un completo homenaje al desparpajo. Zacarías, guionista habitual de Capulina, escribió una historia en la que el comediante lleva ventaja protagónica al grado que Santo ni siquiera se ve luchando arriba del ring, como era costumbre (!), y su rol es más cercano a un detective policiaco cuya investigación lo lleva a enredarse en el camino de Capulina, un velador desobligado que por quedarse dormido en su trabajo no se da cuenta de un robo en proceso que, obviamente, es detenido por intervención de Santo. Resulta que los ladrones querían llevarse un par de cajas con vajillas que entre la cerámica escondían un cargamento de diamantes (¡!). Después, Santo es tentado por una hermosa mujer en bikini que resulta ser un robot explosivo, igual que un luchador que en el gimnasio parece invencible y Capulina, que es suplantado por un robot hasta que el verdadero Capulina lo descubre y se hace pasar por el robot (¡¿!?) y… bueno, al final ganan los buenos.



Mucho más seria en contenido es El Hacha Diabólica, dirigida por José Díaz Morales –cuya extensa filmografía no guarda nada memorable salvo las películas que hizo con Santo- a partir de un guión de Fernando Osés, el verdadero genio tras el cine de luchadores en general y las cintas del Santo en particular. La historia que se relata es de corte gótico, o más bien, en la mejor tradición de las Leyendas de la Colonia, con un aire de maldad satánica e inagotable amor a través de los siglos. En medio de una lucha contra el temible Lobo Negro, Santo es atacado en pleno cuadilátero por un enmascarado que porta un hacha y antes de verse rendido desaparece ante los ojos del aterrado público y nuestro desconcertado héroe. Como los ataques prosiguen, el Enmascarado de Plata consulta al Doctor Zanoni y entre ambos develan una parte escondida del origen del traje y la máscara de plata, pero para ir a fondo el Doctor envía a Santo al siglo XV, donde descubrimos que en el fondo de la historia se encuentra el amor que tanto el antepasado del Santo como el encapuchado negro sienten (¿y quien no?) por Lorena Velázquez, quien interpreta a Doña Isabel de Arango. Cuando esta niega sus favores al oscuro caballero, este invoca al demonio Ariman, quien le concede poderes oscuros para derrotar a su enemigo, en tanto que el caballero bueno acude con el sabio Abraca (tienen que ver la escena incluida en esta entrada), quien lo aprovisiona del traje y máscara plateada. El Encapuchado Negro secuestra a Doña Isabel y Santo no consigue rescatarla con vida, por lo que decide retirarse a la vida monacal (Cómo le hace entonces para tener descendencia es un misterio sicalíptico que aquí no nos toca descifrar). De regreso al presente, la novia del actual Santo también ha sido secuestrada y al ir a su rescate tenemos el encuentro final, que verdaderamente es de antología, supongo que no hace falta decir quien triunfa.
Las mujeres vampiro; El Tesoro de Drácula; Las momias de Guanajuato son tal vez los primeros títulos que nos vienen a la mente cuando nos preguntan por películas del Profe, pero vale la pena rescatar del olvido el resto de sus filmes como merecido homenaje al único superhéroe de carne y hueso que ha conocido este mundo.

El Hacha diabólica se puede conseguir en eMule y probablemente aún se encuentra una edición (gringa al parecer, para variar) en DVD, Santo contra Capulina fue editada hace poco por Laguna Films y viene en doble presentación con Santo contra los cazadores de cabezas.

El blog Pan y cine contiene sinopsis y comentarios de un amplio número de películas del Santo. En La tetona de Fellini hay un excelente artículo sobre el cine del enmascarado y hace un tiempo escribí una exposición de motivos donde justifico porque Santo debería estar en la Rotonda de los Ilustres.

El Hacha Diabólica. México, 1964
Director: José Díaz Morales
Guión: Fernando Osés y Rafael García Travesí
Con: Santo, el Enmascarado de Plata; Lorena Velázquez (Isabel de Arango); Fernando Osés (Encapuchado Negro); Mario Sevilla (Abraca. Dr. Zanoni)


Santo contra Capulina. México, 1968
Director: René Cardona
Guión: Alfredo Zacarías
Con: Santo, el Enmascarado de Plata; Gaspar Henaine Capulina (Capulina); Crox Alvarado (jefe de policía); Carlos Agosti (Cedric); Liza Castro (hija del científico); Nathanael León Frankestein (Ladrón); Juan Garza (Ladrón)