martes, 27 de febrero de 2007
Tzameti 13
La vida de Sebástien está a punto de cambiar radicalmente.
Fastidiado de su pobreza, aprovecha la muerte del junkie a quien reparaba el techo de la casa para tomar su lugar en una misteriosa invitación de la cual Sebástien solo sabe que suplantar difunto le traerá una jugosa ganancia económica. Total, ¿Qué puede ser tan malo en llenarse de dinero?
Pues es tan malo como uno no deseara pensar, en un solo día el joven albañil descenderá a los infiernos para perder la inocencia de una manera espeluznante que no puedo contar sin soltar un spoiler que echaría a perder el encanto de la película. Es mejor verla, disfrutar la sórdida belleza de la realización o bien, horrorizarse de la vida y pensar en cómo se pueden hacer películas como esta.
Tzameti 13 es la ópera prima de Géla Babluani, francés de origen georgiano que, dado su lugar de nacimiento, conoció la violencia muy de cerca, razón por la cual su padre, también director de cine, decidió afincarse en Francia.
Años después, a sus 26 años, para ser exactos, Géla se estrena con un impresionante estudio sobre la violencia, realizado tan finamente que cuesta trabajo creer que es una primera película. El mismo director ha comentado que para hacer su cine se ha nutrido de viejas películas rusas y, seguramente, del cine negro de Melville.
Filmada en blanco y negro, la cinta es elegantemente minimalista. A partir de recursos muy breves y concretos –apenas un puñado de personajes; tres o cuatro locaciones, una anécdota simple- el director profundiza en lo absurdo de la violencia y la manera en que fácilmente se convierte en un mero entretenimiento para los menos escrupulosos y una opción extrema para los desesperados por librarse de la miseria económica. Si, es cierto, en momentos es una película predecible, pero ese detalle es también el que al final nos conduce a la reflexión. Definitivamente hay que verla para entenderlo… y para quedar unos días traumados cuando se encienda un foco.
Traducida con el título de Calle Tzameti 13, esta se proyectará en San Luis Potosí en la Muestra internacional de Cine el 27 de febrero, se consigue en DVD en los sitios web acostumbrados y se puede descargar con subtítulos en español del eMule.
jueves, 15 de febrero de 2007
El Camino a Guantánamo
Camino a Guantánamo aborda la odisea de cuatro ingleses de ascendencia árabe que se ven envueltos en la paranoica persecución norteamericana de terroristas de la peor manera posible. A medio camino entre la ficción y el documental, el film relata el viaje que el grupo realizó en 2001 desde Tipton, Inglaterra, a Pakistán para asistir a una boda. Por alguna razón no determinada, los jóvenes hacen escala de su viaje en Afganistán poco después del ataque a las Torres Gemelas y esa decisión inocente los conduce al infierno de la guerra y el encarcelamiento en la infame base militar estadounidense de Guantánamo, acusados de terrorismo. Allí son sometidos durante casi dos años a todo tipo de torturas físicas y psicológicas, suspendidos todos sus derechos humanos, y continuamente presionados para firmar declaraciones falsas.
La institucionalización de la violencia parece ser a la fecha la acción más notable de los países “avanzados” en este nuevo orden mundial. Si bien durante la Guerra Fría el miedo ya resultaba el arma más efectiva para controlar al planeta, a raíz de la caída del muro de Berlín el caos imperante hubo de ser controlado de la única manera que a la irracionalidad de las naciones poderosas -principalmente USA- les pareció rápida y barata: legalizar el uso de la violencia.
Camino a Guantánamo narra una de las historias que confirman el sistemático abuso a los derechos humanos cometido por el gobierno estadounidense para con sus prisioneros, sobre todo tras los sospechosos ataques a las Torres Gemelas en septiembre de 2001, hecho que le sirvió de pretexto para iniciar una sangrienta venganza disfrazada de “lucha contra el terrorismo”, que si bien debe ser erradicado, la manera de hacerlo evidentemente no es siendo igual de brutales que quienes lo practican. Importante por el hecho de mostrar una historia real a manera de docu-drama, así como por haber sido estrenada en medio de la polémica ley de Bush que legaliza la tortura como método de interrogación, la película se convierte en un instrumento para no olvidar que debemos tener cuidado antes de deshumanizarnos por completo y permitir que situaciones como las que se narran continúen sucediendo; sin embargo, si vemos el filme estrictamente desde el punto de vista cinematográfico… pues no encontramos un buen resultado.
El punto es que finalmente el filme es bastante ambiguo: si bien se muestra de una manera desgarrada la historia de los jóvenes que padecieron injustamente el encierro en la siniestra prisión, al final no vemos una postura clara por parte de los directores, aunque esto puede ser resultado del confuso montaje. En ese orden de ideas, habrá quien me eche en cara que la idea de un documental es presentar los hechos de manera objetiva, mas si así fuera, ¿por qué recrear prácticamente toda la historia?, ¿Cuál es el sentido de abordar las complicaciones del docu-drama si no se presenta una postura definida?.Michael Winterbottom -quien co-dirige con Michael Whitecross-, es un director consentido en festivales como la Berlinale, quizá porque su obra es difícil de clasificar al no seguir una línea continua; salta de temática en temática siempre arriesgando, aunque no siempre acertando (no olvidar la pesada 9 songs). En esta ocasión, regresa a la adaptación de hechos verídicos como antes hiciera con (esta si muy acertada) Bienvenidos a Sarajevo; la diferencia entre ambas estriba precisamente en la búsqueda del director por nuevas maneras de narrar historias, en el caso de El Camino… la intención de hacer algo vanguardista conduce a la confusión, y aunque finalmente entendemos el grueso de la historia, los cabos que quedan sueltos no son pocos. La actitud tranquila y sin rencores de los protagonistas de la historia, que aparecen de tanto en tanto a cámara para ofrecer su testimonio, es algo que provoca escalofríos, por ello desconcierta la, al menos en apariencia, ausencia de postura de los directores, vale la pena verla, como decía líneas arriba, aunque con el resto del comentario yo mismo parezca apuntar lo contrario. ¿Ven a qué me refiero con lo confuso de la película?.
La institucionalización de la violencia parece ser a la fecha la acción más notable de los países “avanzados” en este nuevo orden mundial. Si bien durante la Guerra Fría el miedo ya resultaba el arma más efectiva para controlar al planeta, a raíz de la caída del muro de Berlín el caos imperante hubo de ser controlado de la única manera que a la irracionalidad de las naciones poderosas -principalmente USA- les pareció rápida y barata: legalizar el uso de la violencia.
Camino a Guantánamo narra una de las historias que confirman el sistemático abuso a los derechos humanos cometido por el gobierno estadounidense para con sus prisioneros, sobre todo tras los sospechosos ataques a las Torres Gemelas en septiembre de 2001, hecho que le sirvió de pretexto para iniciar una sangrienta venganza disfrazada de “lucha contra el terrorismo”, que si bien debe ser erradicado, la manera de hacerlo evidentemente no es siendo igual de brutales que quienes lo practican. Importante por el hecho de mostrar una historia real a manera de docu-drama, así como por haber sido estrenada en medio de la polémica ley de Bush que legaliza la tortura como método de interrogación, la película se convierte en un instrumento para no olvidar que debemos tener cuidado antes de deshumanizarnos por completo y permitir que situaciones como las que se narran continúen sucediendo; sin embargo, si vemos el filme estrictamente desde el punto de vista cinematográfico… pues no encontramos un buen resultado.
El punto es que finalmente el filme es bastante ambiguo: si bien se muestra de una manera desgarrada la historia de los jóvenes que padecieron injustamente el encierro en la siniestra prisión, al final no vemos una postura clara por parte de los directores, aunque esto puede ser resultado del confuso montaje. En ese orden de ideas, habrá quien me eche en cara que la idea de un documental es presentar los hechos de manera objetiva, mas si así fuera, ¿por qué recrear prácticamente toda la historia?, ¿Cuál es el sentido de abordar las complicaciones del docu-drama si no se presenta una postura definida?.Michael Winterbottom -quien co-dirige con Michael Whitecross-, es un director consentido en festivales como la Berlinale, quizá porque su obra es difícil de clasificar al no seguir una línea continua; salta de temática en temática siempre arriesgando, aunque no siempre acertando (no olvidar la pesada 9 songs). En esta ocasión, regresa a la adaptación de hechos verídicos como antes hiciera con (esta si muy acertada) Bienvenidos a Sarajevo; la diferencia entre ambas estriba precisamente en la búsqueda del director por nuevas maneras de narrar historias, en el caso de El Camino… la intención de hacer algo vanguardista conduce a la confusión, y aunque finalmente entendemos el grueso de la historia, los cabos que quedan sueltos no son pocos. La actitud tranquila y sin rencores de los protagonistas de la historia, que aparecen de tanto en tanto a cámara para ofrecer su testimonio, es algo que provoca escalofríos, por ello desconcierta la, al menos en apariencia, ausencia de postura de los directores, vale la pena verla, como decía líneas arriba, aunque con el resto del comentario yo mismo parezca apuntar lo contrario. ¿Ven a qué me refiero con lo confuso de la película?.
Esta cinta pasará en San Luis Potosí como parte de la XLVIII Muestra Internacional de Cine el 17 de febrero, pero ya se consigue en DVD (otro hecho notable de la película es que al mismo tiempo se estreno en cine, televisión, DVD e internet) y por supuesto, en eMule y U Torrent.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)