lunes, 23 de febrero de 2009

El luchador

Rara vez un trailer muestra algo más que una serie de escenas editadas de manera trepidante y efectista destinada a impulsar al espectador a ver la película, que muchas veces resulta inferior al avance. Hace unos meses me encontré con el trailer de The Wrestler, al que llegué por el interés natural que despierta Darren Aronofski en sus fans, pero me encontré con algo más allá: dos minutos y medio de pietaje en el que una bestia enorme muestra un poco de la inmensidad de su altura, Mickey Rourke actuando mejor que como antes se había visto (lo cual ya es mucho decir). Presentí que un gran evento estaba por sacudir las pantallas.

En 1988, cuando me dedicaba a hacer trampas para colarme en los cines a ver películas para mayores de 18 años encontré una que me conmovió y asustó profundamente, Corazón Satánico (Angel Heart. Alan Parker, 1987), en buena medida por su atmósfera macabra, pero de manera principal por la angustiante interpretación de Rourke como el decadente detective Harry Angel, quien debe descender y atravesar un infierno más oscuro que el que su propia vida es para desentrañar un misterio de esos que deberían permanecer sin ser revelados. De inmediato me hice seguidor de ese actor que mostraba un aura ajena a lo que estamos acostumbrados a ver en el mundo.

El mismo año liga otra película exitosa, 9 ½ semanas, co protagonizada por Kim Basinger, un thriller erótico tan plano como exacerbado por el público y el buen Rourke se fue a los cuernos de la luna, sin embargo su nuevo status de sex symbol no fue una limitante para que entregara posiblemente su mejor actuación interpretando a Harry Chinaski, el eterno alter ego de Bukowski en la maravillosa Barfly, de Barbet Schroeder. Después de eso llegaron los excesos y “El Marielito”.

Dos deportes han sido motor en la vida de Rourke: el béisbol (el Mickey de su nombre artístico viene de Mickey Mantle, el legendario bateador ambidiestro de los Yankees de New York) y el boxeo, que siempre quiso practicar y que logró por fin hacer en 1991, a los 39 años, que es la edad en que los profesionales de este deporte ya están a punto del retiro. Los excesos personales, su propio carácter y las golpizas que se llevó haciendo de Marielito lo alejaron de las grandes luminarias y se convirtió así en una leyenda negra de la pantalla, su carrera se perdió en papeles menores, broncas con directores, actores y todo ser con vida que se le pusiera en frente hasta que en su segundo acercamiento, Robert Rodríguez lo colocó en su lugar como el gigante brutal Marv, en su excelente adaptación al comic Sin City, de Frank Miller. El paso estaba dado para ponerlo en la antesala del retorno triunfal.

Allá por 2006 Darren Aronofski, curado de espanto luego del problema que resultó el proceso de La fuente, su anterior película, se paró frente a los ejecutivos de la Universal con el proyecto de The Wrestler y peleó hasta convencerlos de que el rol de Randy The Ram Robinson debía ser interpretado por Mickey Rourke y no por Nicolas Cage, como pretendían. No hubo decisión más acertada.

Mickey Rourke, que estudió en el Actor´s Studio bajo la tutela de Sandra Seacat ofrece una actuación soberbia como un veterano luchador, en sus tiempos el máximo ídolo y ahora un apocado tipejo que vive en un trailer y trabaja en un supermercado. Él es su propio infierno. Pero un ataque al corazón le hace volver a las cosas importantes que ha dejado en el camino, su hija, el entristecido amor que comparte con una stripper (Marisa Tomei). Randy está decidido a volver por sus fueros, pero el camino de retorno será muy doloroso y tal vez no tenga destino. No quiero contar más, espero que vean la cinta y sientan la fuerza interpretativa de un actor que no le pide nada a Brando o Newmann, a la magistral presteza de un director que sabe manejar los sentimientos como un creador en el sentido amplio de la palabra.

Aún no he visto Milk, no se si la actuación del siempre preciso Sean Penn mereciera el Oscar, si es así, su interpretación debe ser algo increíble, la de Rourke es simplemente sublime.

Les dejo el trailer de la película, si no pueden (como yo) esperar hasta que las timoratas distribuidoras se decidan a correrla, pueden verla aquí.

Y para los que no hablan inglés, les dejo el trailer en español.

El Luchador

The Wrestler, USA/Francia, 2008

Dir. Darren Arnofski

Guión: Robert D. Siegel

Música: Clint Mansell

Fotografía: Maryse Alberti

Con: Mickey Rourke; Marisa Tomei; Evan Rachel Wood; Mark Margolis; Todd Barry

jueves, 5 de febrero de 2009

Santo en el tesoro de Drácula

Hay películas de las cuales estamos seguros que es imposible rescatar, que se han perdido para siempre por distintas circunstancias, tal vez el caso más famoso es el de London After Midnight (Todd Browning, 1927), aunque incluso de esta hay rumores de que existe bien resguardada una copia del original y eso crea la débil esperanza de que algún día veremos algo más que la reconstrucción a base de fotos fijas que conocemos hoy día. México no se queda atrás en el rubro de películas “perdidas” y el insuperable Santo, el Enmascarado de Plata tiene varias en su haber, siendo la principal Santo en el Tesoro de Drácula, donde el máximo superhéroe de estas tierras tiene que combatir no sólo al mismísimo Drácula escondido tras el simplón anagrama de Alucard, sino a todo su séquito de vampiras de senos al aire ¡Oh, si!
La leyenda de películas rodadas en versión doble –púdicas para el público mexicano, eróticas para su consumo internacional- es algo que no ha sido demostrado y es defendido incluso por instancias oficiales e historiadores de cine que sin embargo no han afirmado abiertamente haberlas visto o contar con alguna copia de las mismas, por mi parte me quedo con la versión de que efectivamente había un plan para realizar una segunda edición lúbrica pero no llegó más allá de las fotos fijas y diseño de carteles publicitarios; al menos hasta que no llegue a mis manos una de estas. Sí, como reza el lema “quiero creer” pero hasta ahora me quedo con la romántica idea de que esto alguna vez sucedió y nuestro héroe traspasó las fronteras del matineé familiar.
En esta aventura, realizada en 1968 por René Cardona Sr., Santo revela una nueva faceta como inventor, si bien ya se había visto muestras de su pericia como científico y dominio en tecnologías muy adelantadas a su época, en esta cinta de entrada nos enteramos que ha inventado una máquina para volver en el tiempo, la cual prueba con Luisa (Noelia Noel), hija de su amigo el doctor Sepúlveda, sólo para darse cuenta que al regresar en el tiempo la doncella es víctima de una extraña anemia que hace sospechar al profesor Van Roth (Fernando Mendoza) de que se trata de algo más allá, máxime que cerca de la casa de la joven vive el Conde Alucard, interpretado por Aldo Monti, quien junto con Germán Robles es uno de los vampiros más memorables de la cinematografía mexica. Hasta el fin de la primera parte, donde se consume la vampirización de Luisa, la película lleva un ritmo conciso que la vuelve hipnotizante –valga la referencia- hasta que Santo, decidido a mostrar la valía de su descubrimiento, toma de la cueva del villano un medallón que es media clave para conducir al tesoro a que hace referencia el título y a partir de ahí la trama se torna en la más clásica del cine fantástico de luchadores, es decir, peleas por doquier y un enfrentamiento entre el invencible Santo y el luchador Atlas para definir quien se queda con la totalidad de la clave, el mero mole de la máxima estrella del encordado de todos los tiempos pues.
Bastante ocioso resulta hablar de la valía artística del filme, Santo nos dio siempre lo que necesitábamos: un héroe nacional que sobrepasó los límites del comic y las películas para llenarnos de aliento y esperanza, uno que podíamos ir a ver a la arena en vivo y contemplar su magnificencia –la leyenda dice que Don Rodolfo Guzmán Huerta, el hombre tras la máscara, sólo perdió el 10 por ciento de las peleas que disputó en vida-, Santo es un ícono por antonomasia, tangible como cualquier prócer patrio y sin embargo superior por combatir contra maldades ultraterrenas, algo que ni nuestros santos laicos –Zapata, Villa, et al- pudieron darnos; es simplemente una figura mítica e irrepetible que se ha trasmitido no sólo a generaciones y generaciones de mexicanos, es una figura universal proclamada en todos los rincones del planeta. Así de sencillo y de complejo. El 5 de febrero se cumplen 25 años de su muerte física, apenas unos días después de que en el programa Contrapunto nos dejara ver su rostro, tal vez como una anticipación a su deceso; suceso que a la postre debo decir que me marcó de por vida. Por ello he elegido esta película -leyenda de la leyenda- a manera de ofrenda para un hombre que es en sí mismo leyenda, uno que nos ha dado mucho más que cualquier caudillo de nuestros tiempos: la capacidad de soñar que este mundo está a salvo gracias a un protector perceptible, alguien que puede ser nuestro vecino, alguien en quien podemos confiar.
Larga vida a Rodolfo Guzmán Huerta, Santo, el Enmascarado de Plata. Muestra de que los gigantes caminaron en la tierra.

Les dejo una escena de las que supuestamente en la versión para exportar se podía ver a las vampiras desnudas y



Otra en la que nuestro héroe desde su presente descubre la identidad del enemigo.

Y ya como pilón, la escena donde Santo muestra su rostro en Contrapunto.



Dir. René CardonaGuión: Alfredo Salazar
Fotografía: Raúl Martínez Solares
Edición: José W BustosMúsica: Sergio Guerrero CalderónCon: Santo, el Enmascarado de Plata (Rodolfo Guzmán Huerta); Aldo Monti; Noelia Noel; Alberto Rojas “el Caballo”.