-¡Melchor!, ¿qué me toca hoy?
–Entierro, señor.
Qué precisa, hermosa manera del maestro Garcés para describirse indirectamente como el incansable tigre; el irredento; el inagotable; el ejemplo y gurú de todo aspirante a latin lover que trate de hacerse respetar… lástima que en esta cinta no termina con ninguna (doble lástima, porque en el grupo se encuentra Lorenita Velázquez, delirio de mis delirios, ¡ay!).
Corría el año de 1969 y dos películas -Modisto de señoras y Departamento de soltero- daban cuenta de la voracidad amatoria y enorme sentido del humor del Zorro plateado cuando a René Cardona se le ocurrió ponerlo frente a un espejo en negativo, ¿qué sucedería si el lado anverso de la moneda de nuestro máximo seductor de repente se manifestara para echar a perder la diversión? Pues eso es la premisa de Fray Don Juan, donde Juan I es un destrampado seductor que se bebe unos cocteles preparados en copas de unos 2 litros de capacidad y organiza orgías de mucho ambiente en su casa, en tanto Juan II es un cura agobiado porque a mitad de la misa (que de acuerdo a la historia se celebra en Roma, aunque sospechosamente la audiencia está formada por puros paisanos) le da por hacer strip tease en el púlpito. Hasta ahí la cosa bien y divertida, el problema es que a Juan I le da por ponerse bíblico cuando ya todos los convidados a la fiesta están en paños menores y les corre a punta de versículos bíblicos.
Con enorme carga moralista el director le marca el alto al personaje de Garcés, al extremo de que hacia el final del filme el seductor se arrepiente muy fácilmente y se enlista en la legión extranjera para dedicarse a la más cristiana tarea de hacer la guerra y no el amor. No por ello, cabe destacarlo, decae el humor en esta gran comedia en la que Luis Manuel Pelayo interpreta al sirviente de don Mauricio y lo hace con un talento y una química genial que por fortuna habría de repetirse en al menos un par ocasiones más, con lo que nos brindaron la oportunidad de ver uno de esos extraños casos en que el patiño se encuentra a la altura del protagonista.
Con este muy breve comentario me despido por este año, agradecido por la respuesta que han dado a este blog que de ser un espacio prácticamente para los cuates ya ha subido el nivel de lectura, vamos, sigue siendo muy discreto, pero gracias a ustedes ya me conocen más allá de mi casa, jejeje.
Espero poder contar con su amable lectura y comentarios el año entrante, por acá nos leemos recién empiece el 2009
En tanto, los dejo con unos extractos de la grandiosa cinta que nos ocupa.
–Entierro, señor.
Qué precisa, hermosa manera del maestro Garcés para describirse indirectamente como el incansable tigre; el irredento; el inagotable; el ejemplo y gurú de todo aspirante a latin lover que trate de hacerse respetar… lástima que en esta cinta no termina con ninguna (doble lástima, porque en el grupo se encuentra Lorenita Velázquez, delirio de mis delirios, ¡ay!).
Corría el año de 1969 y dos películas -Modisto de señoras y Departamento de soltero- daban cuenta de la voracidad amatoria y enorme sentido del humor del Zorro plateado cuando a René Cardona se le ocurrió ponerlo frente a un espejo en negativo, ¿qué sucedería si el lado anverso de la moneda de nuestro máximo seductor de repente se manifestara para echar a perder la diversión? Pues eso es la premisa de Fray Don Juan, donde Juan I es un destrampado seductor que se bebe unos cocteles preparados en copas de unos 2 litros de capacidad y organiza orgías de mucho ambiente en su casa, en tanto Juan II es un cura agobiado porque a mitad de la misa (que de acuerdo a la historia se celebra en Roma, aunque sospechosamente la audiencia está formada por puros paisanos) le da por hacer strip tease en el púlpito. Hasta ahí la cosa bien y divertida, el problema es que a Juan I le da por ponerse bíblico cuando ya todos los convidados a la fiesta están en paños menores y les corre a punta de versículos bíblicos.
Con enorme carga moralista el director le marca el alto al personaje de Garcés, al extremo de que hacia el final del filme el seductor se arrepiente muy fácilmente y se enlista en la legión extranjera para dedicarse a la más cristiana tarea de hacer la guerra y no el amor. No por ello, cabe destacarlo, decae el humor en esta gran comedia en la que Luis Manuel Pelayo interpreta al sirviente de don Mauricio y lo hace con un talento y una química genial que por fortuna habría de repetirse en al menos un par ocasiones más, con lo que nos brindaron la oportunidad de ver uno de esos extraños casos en que el patiño se encuentra a la altura del protagonista.
Con este muy breve comentario me despido por este año, agradecido por la respuesta que han dado a este blog que de ser un espacio prácticamente para los cuates ya ha subido el nivel de lectura, vamos, sigue siendo muy discreto, pero gracias a ustedes ya me conocen más allá de mi casa, jejeje.
Espero poder contar con su amable lectura y comentarios el año entrante, por acá nos leemos recién empiece el 2009
En tanto, los dejo con unos extractos de la grandiosa cinta que nos ocupa.
(Y por cierto, se consigue con facilidad en cualquier mediana tienda de video, bajo la colección México en pantalla.)
Fray don Juan. México, 1969
Dir. René Cardona Jr.
Guión: René Cardona Jr.
Música: Gustavo César carrión
Fotografía: Alex Philips Jr.
Edición: Alfredo Rosas Priego
Con: Mauricio Garcés; Luis Manuel Pelayo; Lorena Velázquez; Gina Romand