A finales de los años 80 mi padre, destacado jugador de billar que me estaba enseñando los secretos de este deporte, tuvo la feliz idea de que podía complementar sus clases con mi incipiente amor por el cine a través de una película memorable que desde entonces es mi favorita de entre las que hizo Paul Newman: El Audaz.
Ya para 1961 era muy solicitado en Hollywood, de manera que en primera instancia declinó interpretar al jugador de pool Fast Eddie Felsen en el proyecto de El audaz (The Hustler), que sería dirigido por Robert Rossen, pues estaba a punto de iniciar el rodaje de otra cinta al lado de Elizabeth Taylor; sin embargo la diva tuvo que posponer éste para la filmación de Cleopatra y Newman pudo tomar el rol ya que afortunadamente Jack Lemmon no lo había aceptado. Así, el histrión pudo entregarnos una de las actuaciones más memorables de la historia.
Eddie el rápido no es héroe de manera alguna, su modus vivendi radica en ir haciendo apuestas en salones de billar de ciudad en ciudad con su socio y figura paterna, a quien sin embargo no le importa abandonar sin despedirse tras ser derrotado por un legendario jugador llamado Minnesota Fats. En el momento en que sin darse cuenta se abre de corazón ante su amante Sarah la única respuesta que se le ocurre cuando ella le dice “Te amo” es “¿Tengo que decir las palabras?” e incluso hacia el final, cuando la tragedia ha terminado de posarse en su descuadrada vida la vacuidad parece ser su propia elección de vida.
La película en sí es un logro de Rossen, pero destaca por la magnificencia de las actuaciones, en efecto es una de las mejores actuaciones de Newman, pero también lo es de George C. Scott como el vividor Bert Gordon; de Piper Laurie como la frágil y solitaria Sarah Packard; de Jackie Gleason como el imponente Minnesota Fats y de Myron McCormick como el decadente socio de Eddie, Charlie Burns. Sobre el soporte de estos talentos Newman entrega lo mejor de sí utilizando sus mejores recursos, una personalidad magnética que podía robarse la escena con un sólo movimiento y una pasmosa facilidad interpretativa.
Lee Strasberg dijo del actor que hubiese podido ser tan bueno como Marlon Brando si no fuera tan bien parecido, ya que en varias de sus películas dejaba descansar su talento innato supliéndolo con sus atributos físicos. En El audaz por fortuna no sucede así y por ello ha trascendido como un clásico frecuentemente citada en las listas de las mejores cintas de deportes, las mejores del cine norteamericano y naturalmente en las de mejores interpretaciones. Con esta fue nominado por segunda vez al Oscar como mejor actor, reconocimiento que le fue negado en muchas ocasiones y que finalmente obtuvo por partida doble en años consecutivos, en 1986 con ese premio de consolación con que la Academia estadounidense busca tapar sus omisiones llamado Oscar honorario y en 1987 por mérito propio -y curiosamente interpretando de nuevo a Fast Eddie Felsen- en El color del dinero, una de las películas más flojas de Martin Scorsese.
Paul Newman será recordado como una de las grandes leyendas, justo reconocimiento para un hombre que nos entregó varios de los momentos inmortales de la historia del cine.
La película se consigue fácilmente, pues hace poco fue editada en la colección Studio Classics de la Twentieth Century Fox y en eMule se encuentra bajo su título original sin subtítulos o doblada al español con el nombre que se le dio en España, El buscavidas.
Les dejo una escena del primer encuentro entre Eddie y Minnesota Fats.
Guión: Robert Rossen & Sidney Carroll, sobre la novella de Walter Trevis
Fotografía: Eugen Shufftän