Treinta
años de una institución oficial orientada al fomento del cine nacional por
supuesto que es algo que debe celebrarse, la labor de IMCINE con sus altibajos
ha sido esencial para la preservación de la cinematografía de nuestro país. Con
motivo de esta celebración va un pequeño homenaje recordando algunas de las cintas que han producido a lo largo de su historia.
1983.
El corazón de la noche (Jaime Humberto Hermosillo)
Producida
por CONACINE, antecedente de IMCINE, es una gran película de Hermosillo con pasiones febriles e irracionales, sociedades secretas, automutilación y encima de ello, el trabajo de fotografía del maestro Gabriel Figueroa.
1984. Vidas errantes (Juan Antonio de la Riva)
De la Riva consigue una cinta entrañable sobre el cine mismo con la historia de dos personajes trashumantes que van exhibiendo cpelículas de pueblo en pueblo. Ganadora del Festival de San Sebastián.
1985. Veneno para las hadas (Carlos Enrique Taboada)
La culminación de la gran tetralogía de horror de Taboada con una fábula macabra que se ha vuelto motivo de culto.
1986. Lo que importa es vivir (Luis Alcoriza)
De mis favoritas personales en su calidad de melodrama que nunca llega al exceso y en todo momento destaca por un timing muy preciso y actuaciones sumamente logradas por parte de los protagonistas.
1987. Mariana Mariana (Alberto Isaac)
El maestro Alberto Isaac, primer director de IMCINE hace esta adaptación a una de las mejores novelas mexicanas de todos los tiempos, Las batallas en el desierto, de José Emilio Pacheco, el resultado es un tanto disparejo y aun así memorable.
1988. El secreto de Romelia (Busi Cortés)
Otra adaptación, en este caso a El viudo Román, de Rosario Castellanos, con el que la talentosa Busi Cortés realiza un poderoso relato sobre la femeneidad, el costumbrismo y las transformaciones tanto de personas como de lugares y situaciones.
1989. Lola (María Novaro)
El talento inagotable de María Novaro en una de sus mejores películas y para mejores señas, su ópera prima
1990. Sólo con tu pareja (Alfonso Cuarón)
El inicio de la última década del siglo XX trajo consigo una oleada de buenas películas y directores con ideas frescas, de este año datan otras obras relevantes como La mujer de Benjamín (Carlos Carrera) y Cabeza de Vaca (Nicolás Echeverría). Sólo con tu pareja además es iniciadora de un eje temático que luego sería utilizado hasta el cansancio, la clase media-alta capitalina en crisis sentimental.
1991. Cronos (Guillermo del Toro)
El alicaído cine de horror mexicano obtuvo con esta una de sus joyas más preciadas y sentó precedente para la migración de talentos de nuestra cinematografía. Por fortuna en esa época no estaba en apogeo la nefasta costumbre de los re makes hollywoodenses y nos quedamos en solitario con una gran película para el currículum de la nación.
1992. Los vuelcos del corazón (Mitl Valdés)
Una exploración al comunismo en el México de los años 40, un tanto irregular pero interesante a fin de cuentas
1993. Fresa y chocolate (Tomás Gutiérrez Alea Y Juan Carlos Tabio)
Co producción con Cuba y España dirigida por el genial Gutiérrez Alea, grande por donde se le vea, un acierto pese a las quejas sobre el apoyo económico hacia otros países
1994. El héroe (Carlos Carrera)
También en el cortometraje hace aire y así lo demostró Carlos Carrera al obtener nada menos que la Palma de Oro en Cannes con un trabajo impecable y que sigue fresco a la distancia de los años.
1995. Bajo California, el límite del tiempo (Carlos Bolado)
Elviaje introspectivo y expiatorio de un artista plástico sirve para que Bolado cree una película que seguramente se encuentra ya en lo mejor que el cine ha dado en nuestro país.
1996. Profundo Carmesí (Arturo Ripstein)
Ripstein en uno de sus mejores momentos, al grado que fue merecedor de la Osella de oro por escenografía, guión y música en la Mostra de Venecia. Imperdible.
1997. Del olvido al no me acuerdo (Juan Carlos Rulfo)
El año del desastre. Sólo 9 películas fueron producidas y de ellas 7 apoyadas por el estado. En medio de esa crisis Rulfo extiende el ejercicio estilístico de El abuelo Cheno (superior en todos sentidos) con esta cinta que fue nominada como mejor película extranjera en los Goya
1998. La ley de Herodes (Luis Estrada)
Estrada da inicio a su trilogía sobre la putrefacción del sistema mexicano con un humor doloroso, una comedia que lleva a la reflexión y a la indignación
El talento inagotable de María Novaro en una de sus mejores películas y para mejores señas, su ópera prima
1990. Sólo con tu pareja (Alfonso Cuarón)
El inicio de la última década del siglo XX trajo consigo una oleada de buenas películas y directores con ideas frescas, de este año datan otras obras relevantes como La mujer de Benjamín (Carlos Carrera) y Cabeza de Vaca (Nicolás Echeverría). Sólo con tu pareja además es iniciadora de un eje temático que luego sería utilizado hasta el cansancio, la clase media-alta capitalina en crisis sentimental.
1991. Cronos (Guillermo del Toro)
El alicaído cine de horror mexicano obtuvo con esta una de sus joyas más preciadas y sentó precedente para la migración de talentos de nuestra cinematografía. Por fortuna en esa época no estaba en apogeo la nefasta costumbre de los re makes hollywoodenses y nos quedamos en solitario con una gran película para el currículum de la nación.
1992. Los vuelcos del corazón (Mitl Valdés)
Una exploración al comunismo en el México de los años 40, un tanto irregular pero interesante a fin de cuentas
1993. Fresa y chocolate (Tomás Gutiérrez Alea Y Juan Carlos Tabio)
Co producción con Cuba y España dirigida por el genial Gutiérrez Alea, grande por donde se le vea, un acierto pese a las quejas sobre el apoyo económico hacia otros países
1994. El héroe (Carlos Carrera)
También en el cortometraje hace aire y así lo demostró Carlos Carrera al obtener nada menos que la Palma de Oro en Cannes con un trabajo impecable y que sigue fresco a la distancia de los años.
1995. Bajo California, el límite del tiempo (Carlos Bolado)
Elviaje introspectivo y expiatorio de un artista plástico sirve para que Bolado cree una película que seguramente se encuentra ya en lo mejor que el cine ha dado en nuestro país.
1996. Profundo Carmesí (Arturo Ripstein)
Ripstein en uno de sus mejores momentos, al grado que fue merecedor de la Osella de oro por escenografía, guión y música en la Mostra de Venecia. Imperdible.
1997. Del olvido al no me acuerdo (Juan Carlos Rulfo)
El año del desastre. Sólo 9 películas fueron producidas y de ellas 7 apoyadas por el estado. En medio de esa crisis Rulfo extiende el ejercicio estilístico de El abuelo Cheno (superior en todos sentidos) con esta cinta que fue nominada como mejor película extranjera en los Goya
1998. La ley de Herodes (Luis Estrada)
Estrada da inicio a su trilogía sobre la putrefacción del sistema mexicano con un humor doloroso, una comedia que lleva a la reflexión y a la indignación